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Cómo remolcar un barco y asistir a sus tripulantes correctamente

¿Alguna vez te has planteado cómo actuar en caso de tener que remolcar un barco? Nos referimos a una de esas situaciones que parece que nunca le van a suceder a uno mismo, pero lo cierto es que es algo que puede ocurrir en cualquier momento. Y llegado el caso, la mejor solución empieza por saber cómo actuar y mantener la calma.

Y es que, por más que sepamos cómo navegar una embarcación, estos conocimientos no bastan cuando aparece una avería del motor, un temporal o determinados problemas en el sistema de gobierno de la nave.

Cualquiera de estas situaciones puede dejarnos a la deriva en alta mar y en estos casos es muy recomendable saber cómo remolcar un barco.

El primer paso, analizar la situación

Cuando nos encontramos ante una embarcación que necesita ser remolcada, es fundamental mantener la tranquilidad y estudiar las condiciones de una y otra nave antes de llevar a cabo este proceso. En primer lugar debemos valorar que todos los tripulantes y pasajeros del barco se encuentren bien, evitando cualquier movimiento previo a esta comprobación.

Una vez se ha determinado que no hay ningún daño personal ni peligro de que suceda, se debe analizar detenidamente la posibilidad de remolque por parte de la otra embarcación. Es decir, no todas las naves reúnen las condiciones necesarias para remolcar cualquier barco, habrá que atender a las características de cada buque y, si no es posible el movimiento, esperar a salvamento marítimo manteniendo la calma y prestando la ayuda necesaria.

Todo lo que debes saber para remolcar un barco

Una vez que se valora la situación y hay seguridad de que es posible proceder con el remolque del barco de forma segura, es imprescindible tener ciertos conocimientos. En este caso no sólo es útil conocer cuestiones técnicas sobre el motor o el sistema de gobierno del buque, ya que la reparación no siempre es la alternativa más adecuada en alta mar.

Resulta fundamental entender aspectos como la velocidad a la que debe avanzar el buque remolcador, los modos correctos de proceder en la embarcación remolcada o los materiales necesarios en este proceso. Además, conviene diferenciar cómo actuar en caso de remolcar un barco varado y conocer los costes de este proceso.

Cómo se debe actuar desde el barco remolcado

Cuando nos encontramos en el barco que está siendo remolcado, debemos tener en cuenta algunas cuestiones que influyen en nuestra seguridad: es imprescindible indicar la maniobra con la iluminación reglamentaria -si no es posible deberá hacerlo la embarcación que remolca- y revisar constantemente la proa y la popa de la nave.

En cuanto a las maniobras, el barco remolcado debe girar el timón siempre a la banda contraria de la caída de la embarcación remolcadora. De este modo, el cabo de remolque se convertirá en todo momento en una prolongación de la línea de crujía, que es como debe dirigirse a lo largo del proceso.

¿A qué velocidad se debe remolcar un barco?

Lo más importante con respecto a la velocidad de remolque es que ha de ser lo más constante posible y, en principio, no exceder los 10 nudos. En este sentido, cuanto peor sea el estado de la mar y mayor sea la velocidad del proceso, más longitud deberá presentar el cabo y, en cualquier caso, situar el barco que remolca en paralelo al remolcado desde la proa.

Te interesa: ¿Qué es el pabellón de un barco?

Materiales necesarios para remolcar un barco

El material principal al remolcar un barco es el cabo utilizado, el cual debe cumplir con unas características específicas, ya que podría suponer un peligro para la tripulación en caso de romperse.

Conviene recurrir a cabos de amarre de sección que combinen fibras sintéticas y presenten en torno a un 10% de elasticidad; asimismo, ha de ser lo suficientemente largo para que las embarcaciones no choquen -para ello se recomienda que la longitud del cabo sea múltiplo de la longitud de ola-.

En cuanto a la iluminación, es imprescindible contar con una luz estroboscópica en cualquier momento, pero más todavía en condiciones de baja visibilidad en situaciones nocturnas, de adversidad climática -cuando más suele aparecer la necesidad de remolcar un barco- o de mucho tráfico.

¿Cómo actuar para remolcar un barco varado?

Cuando el barco a remolcar se encuentra varado, es importante maximizar la prudencia y, en caso de haberla, esperar a la pleamar -de lo contrario se debe reducir todo lo posible la carga de la nave remolcada, incluyendo tripulación, pasajeros, tanques y depósitos de agua-. De este modo se asegura la flotabilidad del barco, evitando arrastrar el casco y generar roturas que podrían derivar en hundimiento.

¿El proceso de remolque está cubierto por el seguro?

Lo más habitual es que el seguro contemple coberturas de remolque o asistencia en la mar, de modo que si la necesidad te lleva a contactar con Salvamento Marítimo, la compañía aseguradora se haría cargo del servicio de remolque.

Eso sí, cuando hablamos de salvamentos que requieren de la protección de un patrimonio y no sólo de su traslado, es necesario contratar cláusulas específicas para ello, de lo contrario las operaciones no quedarían cubiertas.

La importancia de acordar el precio del remolque

Otro de los aspectos a tener en cuenta a la hora de remolcar un barco es el precio de la operación. Independientemente de si el seguro se hace cargo de ella o no, es importante analizar la necesidad de remolcado, ya que tiene un coste, y llegar a un acuerdo con la otra embarcación sobre lo que costará la entrada a puerto a la nave averiada.

Quién puede remolcar un barco

Por lo general, las operaciones de remolque deben ser llevadas a cabo por embarcaciones especialmente capacitadas para ello, con profesionales que ya han actuado antes en este tipo de procesos. Si hay conocimientos y seguridad de que la nave es válida para remolcar un barco -además de contar con los materiales necesarios- es posible hacerlo, aunque lo recomendable es contactar con salvamento marítimo o con empresas especializadas.

¿Es obligatorio prestar ayuda en alta mar?

Según la legislación marítima, un capitán de barco tiene la obligación de prestar atención y ayuda a cualquier embarcación o persona que se encuentre en peligro en el mar. Ahora bien, esta colaboración no tiene por qué implicar el remolcado cuando no es posible, en ocasiones basta con permanecer cerca esperando la llegada de los profesionales de salvamento.

Diferencia entre remolque y salvamento de personas y bienes

Cuando nos encontramos ante una situación de este tipo, conviene tener muy claras las diferencias entre remolcar un barco y llevar a cabo un proceso de salvamento de personas y bienes. Y es que este último caso tiene lugar cuando existe el menor riesgo de hundimiento de la nave, momento en el que es necesario proteger en primer lugar a los pasajeros y tripulantes y, posteriormente, la propia embarcación.

Qué dice la ley de navegación sobre remolcar un barco

La Ley 60/1962, por la que se regulan los auxilios, salvamentos, remolques, hallazgos y extracciones marítimos, indica que es obligatorio que los capitanes o patrones que hayan participado en un proceso de remolque den parte en un plazo máximo de 24 horas desde su llegada a puerto.

Esto sucede, entre otros motivos, porque los remolcadores y armadores que participen en tareas de rescate -salvo equipos profesionales- reciben indemnizaciones por los posibles gastos y daños consecuencia del proceso, siempre y cuando la embarcación remolcadora no pertenezca a la misma unidad pesquera.

La asistencia a los tripulantes, lo principal al remolcar un barco

Finalmente, más allá del proceso de remolcar un barco, lo más relevante es la integridad y la salud de las personas implicadas. Por este motivo es fundamental contar con todo el material y equipos de seguridad y salvamento obligatorios, hacer uso de los chalecos salvavidas y contactar por radio con salvamento marítimo en caso de no ser posible el remolque.

Además, es imprescindible tener conocimientos de primeros auxilios ante la posible necesidad de tener que ponerlos en práctica, así como mantener la calma en todo momento, ya que el nerviosismo puede acarrear que nos precipitemos y agudizar la situación.

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