Cuando se comienza a navegar, uno de los primeros aspectos esenciales que todo navegante debe comprender es el sistema de señales marítimas. Estas señales no solo ayudan a mantener la seguridad en el mar, sino que también orientan a las embarcaciones, indican peligros, delimitan canales de navegación y más. Dentro de estas señales, dos de las más comunes —y que a menudo se confunden— son las boyas y las balizas. Aunque pueden parecer similares a simple vista, tienen funciones y características diferentes que conviene conocer en detalle. A continuación en Anclademia, te explicamos de forma clara y sencilla en qué se diferencia una boya de una baliza y cómo interpretarlas correctamente durante la navegación.
¿Qué es una boya?
Una boya es un objeto flotante anclado al fondo marino mediante un sistema de amarre (como una cadena o cabo) que le permite mantenerse en una posición fija sobre el agua. Las boyas de mar pueden tener diversas formas, colores y funciones, pero todas comparten la característica de ser flotantes. Su diseño está pensado para que permanezcan a la deriva dentro de un rango muy limitado, lo que les permite soportar el movimiento de las olas y los vientos.
Existen diferentes tipos de boyas náuticas según su función:
- Boyas de canal o lateral: marcan los lados de un canal de navegación. En el sistema IALA región A (utilizado en Europa), las boyas rojas indican el lado izquierdo del canal cuando se entra desde el mar, y las verdes, el lado derecho.
- Boyas cardinales: indican dónde se encuentra el peligro y hacia qué punto cardinal es seguro navegar.
- Boyas de peligro aislado: señalan un obstáculo rodeado de aguas navegables.
- Boyas especiales: marcan zonas específicas como áreas de pesca, fondeo, recreativas o científicas.
Boyas de aguas seguras: indican que las aguas a su alrededor son navegables.
Además, muchas boyas están equipadas con luces, reflectores, o marcas topográficas para ser más visibles durante la noche o con baja visibilidad.
¿Qué es una baliza?
A diferencia de la boya, una baliza es una señal fija y no flotante. Está firmemente instalada sobre un soporte permanente como una roca, una estructura de hormigón, una torre, o incluso en tierra firme o sobre un islote. Su función también es la de señalizar, pero al estar fija, sirve como punto de referencia visual estable.
Las balizas pueden cumplir con distintas funciones, similares a las de las boyas, pero se utilizan en lugares donde se requiere una señal permanente y robusta, como:
- Entradas a puertos o dársenas.
- Costas rocosas o peligrosas.
- Márgenes de canales estrechos.
- Cabos, puntas o islas cercanas a rutas de navegación.
Al igual que las boyas, las balizas pueden llevar marcas diurnas (como formas geométricas o colores llamativos), así como luces para la señalización nocturna.

¿Por qué es importante conocer esta diferencia?
Conocer la diferencia entre una boya y una baliza no es solo una cuestión teórica: es fundamental para la seguridad en la navegación. Cada una tiene funciones y ubicaciones distintas que pueden marcar la diferencia entre seguir una ruta segura o acabar en una zona peligrosa.
Por ejemplo, confundir una boya lateral con una baliza de peligro aislado podría llevar a interpretar mal el canal de entrada a un puerto. O, si se navega de noche, no reconocer si una luz pertenece a una boya flotante o a una baliza fija puede causar desorientación.
Además, una comprensión clara de estas señales permite tomar decisiones rápidas y acertadas en situaciones de poca visibilidad, oleaje intenso o tráfico marítimo elevado. Por eso, tanto en la formación inicial como en los cursos avanzados, insistimos en que esta distinción sea completamente comprendida y puesta en práctica.
En nuestra escuela náutica, no solo enseñamos a reconocer boyas y balizas, sino a interpretar correctamente todo el sistema de señalización marítima. Porque en el mar, cada detalle cuenta.


